SIGLO DE ORO EN ESPAÑA



Este término fue utilizado por primera vez en “Orígenes de la poesía castellana” por Luis José Velázquez.
El Siglo de Oro es un periodo histórico que abarca más o menos desde el descubrimiento de América en 1492 hasta el año 1659, en el que España y Francia firmaron el Tratado de los Pirineos. En este periodo tuvo lugar un florecimiento del arte y las letras españolas que coincidió con el auge político y posterior declive de la dinastía de los Austrias o Habsburgo españoles.
Las ciudades más importantes de este periodo son Sevilla, por tener el principal puerto desde el que se viajaba a América, Madrid como sede de la Corte, Toledo, valencia, Valladolid y Zaragoza. 

Podemos dividir este siglo en dos periodos, que corresponden al Renacimiento, en el siglo XVI (Reyes Católicos, Carlos I y Felipe II), y al Barroco del siglo XVII (Felipe III, Felipe IV y Carlos II). En el primer periodo, tiene lugar un gran fortalecimiento de España como nación, pues influencia a otras naciones o reinos en muchos aspectos, tanto culturales como económicos y artísticos. Sin embargo, el siglo del barroco fue complejo, pues mientras que en las artes y las letras hay que señalar una brillantez extraordinaria, se produjo una profunda crisis en otros aspectos (demográficos, sociales, económicos y políticos).
El siglo XVII se caracteriza por ser el siglo del gobierno de valídos, a los que los monarcas les cedían sus poderes para que gobernasen en su lugar y así ellos podían dedicar su tiempo a otras actividades como la caza o las fiestas. Además, ya en la primera mitad de siglo aparecieron problemas demográficos debido a fuertes epidemias entre las que destacamos la peste. Como consecuencia a todo esto, al terminar el reinado de Felipe IV las posesiones de la Corona habían disminuido, y se había independizado el reino de Portugal. Finalmente, con Carlos II tuvo lugar la extinción de la dinastía y la llegada de los borbones. 

No obstante, el siglo de oro fue una de las épocas de más esplendor para España en la que entre otras cosas se crearon universidades. A nivel artístico, el pintor más conocido del siglo de oro es Diego Velázquez cuya obra más importante es Las Meninas. Aunque es sin duda Miguel de Cervantes la figura más relevante de todo el siglo XVII. El autor de la que con frecuencia se señala como la primera novela moderna, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.

En cuanto a la economía del Siglo de Oro encontramos los juros, que eran contratos mediante los cuales los ciudadanos le entregaban cierta cantidad de efectivo al rey, quien, a cambio, le concedía una pensión anual. Podían ser a perpetuidad, transmisibles a hijos u otras personas (juros de heredad) o con vigencia sólo de una vida, la del tomador del juro (juros de por vida). También eran comunes en esta época las letras de cambio, transferencias de fondos de un lugar a otro, funcionando como instrumento de crédito que habían llegado a Castilla mediante los italianos. El dador facilita el dinero y el tomador lo recibe. Este último entregaba la letra de cambio con el plazo de vencimiento, el lugar y la moneda. El precio de las letras de cambio no era fijo. Parecidos a las letras de cambio eran los censos, aunque estos se utilizaban más debido al bajo interés. Los censos son instrumentos de crédito mediante los cuales el receptor presta el dinero a un dador que le pagará una renta fija e hipotecará bienes como garantía del pago de los intereses y de la deuda. Había tres tipos de prestación de censos, en primer lugar, el Enfitéutico consistía en la transmisión del dominio de una finca, en segundo lugar, el Reservativo era igual que el anterior sumándole la reserva de la pensión y, en tercer lugar, el consignativo que se trataba de una entrega de capital por el valor de la finca quedando ésta hipotecada. 
Los efectos sociales de la economía provocaron que la gente comenzara a darle importancia a vestir bien, lucir joyas, vivir en casas acomodadas y participar en fiestas, banquetes, recreos… El humanista Arias Montano, denuncia las costumbres de los jóvenes adinerados que les gustaba viajar al extranjero, sobre todo a Italia, de donde volvían con acento extraño y menospreciando todas las cosas de su tierra. 
 «… admirándose de que hayan crecido
tanto las calabazas».
Fray Luis de león se suma a la censura criticando a las mujeres:
«Ellas son tan perdidas que en viendo
en otras sus invenciones, las aborrecen,
y estudian y se desvelan por hacer otras.
Y crece el frenesí más, y ya no les place
 tanto el galano y hermoso como
 lo costoso y preciado, y ha de venir la tela
de no sé dónde [...] y todo nuevo y todo
reciente, y todo hecho de ayer, para
vestirlo hoy y arrojarlo mañana»

Berta.


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